Ciudad de México, México 01 de julio 2024.- Con el paso del tiempo, a medida que la tecnología ha evolucionado, ciertos conceptos que antes parecían futuristas se han integrado cada vez más en nuestro presente.  Para que una ciudad sea definida como inteligente debe integrar tecnologías digitales y capacidades de análisis de datos en aspectos clave para su desarrollo, como las redes de transporte urbano, la infraestructura para el suministro de agua, alcantarillado y para los sistemas de iluminación y seguridad. Esto facilita la vida de los habitantes y promueve la sostenibilidad, mientras que responde a las necesidades presentes y aceptando las futuras.

En términos de tecnologías de información y comunicación, una ciudad inteligente se caracteriza por contar con conectividad 5G y wifi en lugares públicos, datos abiertos, sensores, IoT e inteligencia artificial, por mencionar algunas. 

De acuerdo con el más reciente Indice de Ciudades en Movimiento del IESE Business School de la Universidad de Navarra, se analizaron dimensiones como capital humano, economía, gobernanza, movilidad, transporte y planificación urbana, la ciudad de México se destacó como la cuarta cuidad más inteligente en América Latina, ocupando la posición 120 de 183 a nivel mundial.

Otras ciudades tienen el potencial de volverse inteligentes

Esto se puede confirmar, ya que esta urbe actualmente cuenta con red celular 5G y conexión a WiFi en lugares públicos, equipados de videovigilancia y alumbrado inteligente, entre otros elementos tecnológicos que los ciudadanos pueden aprovechar.

Además de la capital, en el país ya hay iniciativas en marcha y lugares con potencial para llegar a ser consideradas como ciudades inteligentes, como lo puede ser Queretaro, Jalisco y Puebla.

Si se preguntan como los ciudadanos se pueden beneficiar de esta integración de tecnología en las zonas donde habitan, para empezar, las ciudades inteligentes hacen uso de sistemas de análisis de datos que ofrecen información precisa y en tiempo real sobre el consumo de energía, la calidad del aire y la disposición de residuos. Ello contribuyen a que las autoridades tomen desiciones más asertivas en estos aspectos.

Igualmente, se han identifico ciertas problemáticas, como la seguridad, la movilidad, educación y cultura, que podrían mejorar con el uso de la tecnología y una infraestructura adecuada. Sin embargo, aunque estas ventajas son innegables, este tipo de urbes también enfrentan desafíos importantes que requieren una atención cuidadosa. Por ejemplo, considero que uno de los principales aspectos a tener una cuenta es la privacidad y la protección de datos, ya que su recopilación constante puede poner en riesgo la información personal de los habitantes en caso de no contar con políticas de solidas y herramientas tecnologías que los protejan de usos inadecuados.

Inclusión, seguridad y responsabilidades éticas y sociales

Dentro de este procesos de planificación y desarrollo, otro reto es contar con los espacios adecuados para la participación ciudadana que permitan conocer comentarios y opiniones basados en las distintas experiencias de los habitantes. 

Del mismo modo, garantizar que, independientemente de su nivel socioeconómico, todos cuenten con los conocimientos necesarios y el acceso a las innovaciones y herramientas para no generar escenarios de desigualdad.  Autorizadles y organización privadas pueden contribuir a resolver estos retos al integrar capas de tecnología que simplifiquen el acercamiento ciudadano para mejorar las soluciones y capacidades de inteligencia en las urbes en distintos puntos de contacto con códigos QR, encuestas online, entre otras. En cuanto a la seguridad de los datos, también se pueden apalancar de expertos en ciberseguridad que se aseguren de considerar los parámetros de riesgos latentes en las ciudades y apliquen sistemas que garanticen su protección. 

En conclusión, las ciudades inteligentes nos ofrecen a los ciudadanos una visión de un futuro donde la tecnología se convierte en aliada para resolver los desafíos del día a día, sin dejar de lado que su implementación conlleva responsabilidades éticas y sociales, por lo que es necesario establecer esquemas educativos generales que garanticen que estas ciudades sean realmente beneficiosas para todos sus habitantes.