También conocida como la cuarta revolución industrial, es una nueva forma de organización y funcionamiento de una industria, donde las tecnologías de fabricación e información se integran para crear innovadores sistemas de manufactura, gestión y negocios para lograr mayor productividad, sostenibilidad y rendimiento.

Tecnologías para entenderla

  1. Internet de las cosas: La conexión digital de los objetos cotidianos a internet. En la industria, la conectividad de estos objetos facilita el monitoreo de los procesos productivos, logísticos y de maquinaria para oportuno mantenimiento y mejora de la eficiencia energética.
  2. Fabricación aditiva: Mejor conocida como “Impresión 3D”, produce objetos físicos a través de modelos digitales. En el sector industrial es necesario para crear prototipos que garanticen que el diseño cumple con los criterios fijados.
  3. Big Data: Se trata del proceso de recolección de datos y su análisis inmediato para medir resultados, predecir problemas, necesidades y tomar desiciones inteligentes.
  4. Inteligencia Artificial: Programas de computación diseñados para realizar operaciones consideradas propias de la inteligencia humana.
  5. Robótica colaborativa: Los robots ya eran parte de la industria trabajando como líneas de producción. Esta generación de robots industriales trabajan junto a los humanos con facilidad de programar tareas.
  6. Realidad virtual: Se trata de escenarios y objetos de apariencia real, que en sector se utiliza para el entrenamiento y formación de los trabajadores.
  7. Realidad aumentada: Se trata de ver un lugar del mundo real a través de un dispositivo tecnológico, donde elementos reales y virtuales se mezclan para crear una realidad mixta.

Situación y retos para México

En el estudio “Preparación para el futuro de la producción 2018”, el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) advierte que los cambios tecnológicos que vive el sector industrial divide al mundo en dos velocidades: Por un lado, los países desarrollados están listos para asimilar los cambios productivos en marcha, mientras que el resto todavía funciona bajo esquemas tradicionales, a pesar de los esfuerzos por modernizarse.

En México, al igual que en otros países en desarrollo, nos encontramos en el dilema de la incursión a esta revolución industrial, ya que la mano de obra competitiva  tiene un costo bajo y en ciertas zonas ha suplido mejoras tecnológicas en las empresas por el costo-beneficio que representan. La ventaja en la mano de obra calificada a bajo costo es temporal y cada empresa debe investigar y conocer los avances tecnológicos en su ramo para poder aplicarlos en la escala factible de acuerdo a su tamaño y necesidades, pero es imperante iniciar y permanecer en la innovación y desarrollo, reinventándonos continuamente con un plan que a largo plazo genere beneficios para los colaboradores. 

Promesa para ser más competitivos

En México, el sector industrial en su conjunto representa el 30% del PIB, por lo que la digitalización tendrá mayor impacto en los puestos de este sector, y si bien es cierto que México tiene mano de obra a bajo costo, requiere desarrollar su infraestructura digital para seguir siendo competitivo en los próximos años.

La industria 4.0 beneficia a todas las fases de la cadena productiva: desde el diseño de mejores productos, trabajadores más capacitados, reducción de tiempos, costos y errores, rápida distribución, predicción de hábitos de consumo y medición inmediata de resultados, entre muchos otros. Los nuevas dinámicas de producción bajo este modelo de industria permitirá ofrecer más y mejores servicios, mejorar la calidad de vida de los habitantes y avanzar hacia las ciudades inteligentes.

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